No es que haya leído infinidad de libros ni mucho menos, pero de los pocos tantos que leí hay uno solo que no me gustó nada.
Ramon Fonseca Mora
¿Qué le ocurrió a María, la hermana mayor de una familia campesina de siete hijos, cuando años atrás viajó con su padre a la ciudad, para no regresar? ¿Realmente la policía la dio por muerta? Para encontrar respuestas a estas preguntas, Olga y Manuel, los hermanos menores de María, se marchan a la ciudad aprovechando que su padre borracho ha ido a parar a la cárcel. Ambos correrán grandes riesgos en una ciudad desconocida, pero siempre aparecerá alguien que les tienda una mano.
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Cuando comencé a leer "Soñar con la ciudad" ya suponía que no iba a ser una novela que me atrape del todo, el título de por sí me sonaba a una historia blanca llena de ilusiones. Y bueno, así fue, si bien Olga y Manuel pasan por un sin fin de dificultades, siempre salen bien librados, siempre hay alguien de buen corazón que ayuda a estos dos muchachitos que sólo sueñan con llegar a la ciudad. Leer cosas como estas simplemente me hacen entender con mucha más claridad que el mundo en el que vivimos no es nada parecido al de este libro; no son cosas simples las que tienen que vivir los dos hermanos en su viaje, son cosas que realmente les pudieron suceder, sobre todo por su edad y su condición propensa al abuso, sin embargo, siempre llega un buen alma para ayudarles o simplemente las estrellas se alinean a su favor y la historia da un giro positivo que refleja un mundo mejor, quitándole realismo a lo que se lee, y es que en la vida real no existe gente tan buena, ni destino alguno que te salven de las desgracias.
Sin desmerecer la narración y el fondo de la historia (que por ratos se ganaba mi interés), "Soñar con la ciudad" es mi libro no favorito que no me arrepiento de haber leído y sí, se encuentra en mis Cajas de Zapatos.